viernes, febrero 16, 2007

Crítica: Johnny cogió su fusil

Le damos un 7,5

Directa y ágil, sin detenerse en subterfugios, esta obra en manos de profesionales con conciencia narra la historia de un trozo de carne que, para mal de algunos, tiene uso de razón.

Lo que nos han contado tantas veces tiene mil interpretaciones más. Nos quedamos con la versión ligera, que no lo es tanto: Jesús Cracio nos relata un cuento con un soldadito que salió un día de la fábrica de soldaditos, todos iguales, le tocó ir a Vietnam y una bomba le diferenció del resto.

Todo lo que digamos sobra: montaje con fuerte compromiso ideológico, provocador –como debe ser cualquier otra manifestación artística-, necesario... Lo curioso, y eso sí que lo apuntamos, es que la historia del Johnny original, el de la novela de Dalton Trumbo de 1939, no está ambientada en la guerra de Vietnam, ni siquiera en la II Guerra Mundial.

Engañosas pantallas y música de Leonard Cohen, Bob Dylan, Bruce Springsteen, The Beach Boys y Janis Joplin ambienta la historia del joven Bonham que regresó del frente ciego, sordo y sin sus extremidades por culpa de una bomba de la I Guerra Mundial, aunque podría ser uno de los que vuelven a casa después de pasar por la última guerra en Irak. Él no pudo gritar eso de "no en mi nombre" pero pasó por ser un símbolo del antibelicismo, sin entrar en otros dilemas, como el que plantea la eutanasia.

Sergio Otegui pertenece a la generación de actores treintañeros que, curtidos en las tablas y en los platós de televisión, se sienten como pez en el agua. Se nota que está a gusto (ayudan los recursos que maneja) y por medio de un texto tan rico como el que ha trabajado Antonio Álamo se muestra en su ambigüedad, dando consistencia a cada Johnny: el que está postrado en la cama y el que se rebela hasta donde le dejan.

No persigue conmover con monólogos creados para tal efecto, ni filosofar sobre las posturas activistas. La obra pretende comunicar una realidad que pudo haber ocurrido, que ocurre. El acierto de la dramaturgia reside en que hay un lenguaje verbal directo, más potente que cualquier imagen, que cualquier sonido –necesarios para equilibrar la tensión-. Hay que estar dispuesto a combatir y los que ahora batallan desde el frente de la Cuarta Pared lo hacen con las armas de la crítica argumentada y el compromiso con los más débiles, por cierto, nada gratuito.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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