martes, octubre 10, 2006

Crítica: "Solas"

Director: José Carlos Plaza
Intérpretes: Lola Herrera, Natalia Dicenta, Carlos Álvarez-Novoa, Idilio Cardoso, Aníbal Soto, Eduardo Velasco, Chema del Barco, Marga Martínez, Marina Hernández y Darío Galo


Le damos un 8,5

El Centro Andaluz de Teatro y Pentación Producciones presentan una de sus mayores joyas de los últimos años. Estrenada en marzo de 2005 y curtida en escenarios del sur, Solas constituye un acierto en todos los sentidos que persigue el goce no exento de desconsuelo.

Despierta los impulsos dormidos ante la soledad del ser humano en cualquiera de sus entornos naturales, torna el camino habitual que emprende una obra del teatro al cine y recupera a Lola Herrera, la gran señora de la escena contemporánea que además actúa de embajadora del teatro andaluz y se bate en duelo con su propia hija.

Nos hacen rememorar el recuerdo latente de un gran texto que si en la pantalla nos conmovió, en escena nos golpeará con más fuerza por una innegable razón de peso: se siente la respiración de los que están arriba. Los actores nos acercan las muchas miserias y los pocos agrados que giran en torno a sus personajes y la madre e hija protagonistas, Rosa y María.

El dramaturgo Antonio Onetti se limitó a difuminar algunas partes del libreto original escrito por Benito Zambrano que de por sí era bastante teatral. Entra ahí, a instancias del director, el trabajo carnal de las actrices: el hilo argumental establecido a partir de retales de vida va tejiéndose y pasando de mano en mano y de este modo, para deleite del espectador, Herrera da unas puntadas, sigue Dicenta, remata Herrera...


Arropadas por un coro de actores que dan puntada a sus patrones, madre e hija, costureras de sus trajes, enriqueciendo aunque diferenciándose del trabajo de María Galiana y Ana Fernández, tienen como compañero de soledades a Carlos Álvarez-Novoa, que repite en el papel de vecino asturiano. Y aunque no lo desvelemos no será este el único lazo con la película, pieza clave en el estante audiovisual español.


Trabajada cada una de las transiciones entre escenas en un decorado a modo de escaparate, José Carlos Plaza opta por no desconectarnos del drama haciéndonos mirones de todo cuanto ocurre en las diferentes estancias recreadas sobre el escenario gracias a los valores asignados a la música y el ritmo en sí. Lola Herrera adopta un rol parecido al representado durante tantos años en Cinco horas con Mario pero potenciando la soledad aún más si cabe. Y no podemos obviar la desgarradora y real interpretación de Natalia Dicenta en un viaje que va del desánimo a la aceptación de la vida asumiendo que, por desgracia, es la muerte la que da más valor a la existencia.


Cada dos o tres años una obra se hace fuerte en el panorama sin hacer mucho ruido. Solas pertenece a esa categoría de piezas que, por si fuera poco, reconcilian al espectador con el teatro allá donde rezan porque lleguen muestras de buen drama. Y para una región como Andalucía, que adolece de estructuras escénicas acordes con los tiempos que corren, el montaje supone un trabajo titánico que pone de manifiesto el empeño de profesionales válidos pero sin oportunidades. Contra viento y marea, Solas sigue arribando a los puertos para descargar esperanza.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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