martes, octubre 10, 2006

Crítica: "Las que faltaban"

Le damos un 6,5.

Quedaban algunas que aún no tenía voz pero Antonia San Juan les ha permitido salir al escenario para que disfruten de su minuto de gloria, el que no tuvieron en su anterior montaje.

Las féminas de Otras mujeres llevaban más de cinco años saludando al público, pero este se quedaba con ganas de más: de más ironía, suspicacia y, por qué no, un punto de mala leche. Haciendo gala de su vehemencia, la actriz de El veneno del teatro y ¡A tiros! personifica un acto de generosidad, once mejor dicho, trajes que en su interior esconden las costuras de la crítica social, totalmente partidista, pero necesaria, y que además sirve para pasar un rato entretenido.

Con humor la sangre entra... Parece que no estamos dispuestos a reflexionar si no nos mezclan esa capa tediosa de tragedia contemporánea con risas o sarcasmo. Unos lo llaman humor inteligente, para otros es hacer leña del árbol caído. Está claro que en escena resulta plausible y necesario y basta con echar un vistazo a la cartelera y ver las últimas propuestas con fuerte componente social de compañías como L’Hongaresa de Teatre (Conozca usted el mundo) y K Producciones (Yo, Satán). De eso, de hacer reflexionar con gracia y simpatía, sabe mucho esta canaria que lleva media vida en cafés-teatro y tablas muy diversas.

Da rienda suelta a mejores interpretaciones a partir de peores textos, algunos de ellos carentes de matices, con el aval principal de que acaban girando en torno a temas difíciles como la violencia, el amor, la insatisfacción, la vejez, la soledad, etc. y afortunadamente caen en manos de esta mujer orquesta: actriz, productora, regidora... Por ahora, entregada en cuerpo y alma a la profesión teatral, sin olvidar las interpretaciones que le dieron popularidad en cine, como las de Todo sobre mi madre, Asfalto, Piedras y las primeras cintas de Miguel Albaladejo.

Es cierto que San Juan no despliega un variado abanico de registros, pero aquellos que presenta en estos once monólogos los domina al 100%. Lo hace incluso cuando el libreto base resulta aburrido, monocromático, y por ende no destaca o cae en obviedades y trata asuntos ya trillados. Sin que sea un gran escollo para ella, salva la situación y aporta su impronta cómica en todas las situaciones dramáticas en las que mete del dedo.

Conoce bien a sus mujeres porque tiene (todos tenemos) algo de cada una. Aunque ella cuenta con una característica que no es muy común al resto de los mortales: consigue la comunicación directa con su público, que se ríe al comprobar cómo esas mujeres, las que faltaban, ponen en entredicho su propia naturaleza y provoca con ello que todo un patio de butacas a rebosar se entretenga en primera instancia para luego recapacitar acerca de aquello que le ha provocado la carcajada, que es lo importante.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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